martes, 27 de noviembre de 2012

libros: con z de zombies ~ septiembre, ciudad y zona zombie

y su puta madre también, reitero. algo pasa con los libros de zombies o algo me pasa a mí con ellos. quizás es que me he leído demasiados en muy poco tiempo, bueno, han sido nueve libros de zombies en ocho meses -y de por medio la trilogía de los juegos del hambre- y oye, no sólo he perdido el miedo, sino que también me he quedado sin ganas de leer más, de momento claro, porque tengo otra trilogía de zombies pendiente por leer y otros dos, pero voy a concederme un tiempo, en el que leeré cuatro novelas de investigación policial y autopsias, mi otro género preferido.




pues eso, que la trilogía de moody no me ha gustado nada! y he llegado a la tambaleante y nada sólida conclusión de que si te llamas david lo tuyo no es escribir novelas de zombies, para nada. vale, puede que sea pura coincidencia, pero oye, david wellington y david moody tienen, para mi, el dudoso honor de haber escrito los peores libros de zombies que he leído, vale que me quedan muchos por leer y sólo puedo compararlos a apocalipsis z de loureiro, pero macho, que no, que moody no me ha convencido. tampoco hay tensión, ni nervios, ni ninguno de esos elementos que creo que debe tener una novela de zombies. a diferencia de wellington, estos eran zombies normales y corrientes -no esa puta paranoia que escribió el otro- pero los de moody aún y siendo como los que todos conocemos tenían algo que les desacredita al 100% como muertos vivientes, no comen. sí que se sienten atraídos por los humanos y los persiguen de forma incansable, pero no para devorarlos, entonces para qué?? durante los tres libros murió poca gente -salvo al final del tercero que hay una pequeña masacre- pero apenas ninguna de esas muertes tenía que ver con los no muertos. de verdad que no lo entendí y me dejó con la sensación de haber perdido el tiempo. cuando empiezo una novela de zombies es para sentir miedo, para meterte tanto en ella que un simple ruido que haga tu vecino te obligue a dar un respingo en el sofá, querer seguir leyendo toda la noche aunque al día siguiente tengas que madrugar, tener pesadillas luego y despertarte con el corazón saliéndote por la boca y desde luego las novelas del gallego fueron las únicas que tuvieron ese efecto en mi. confío que las que me quedan por leer me devuelvan la ilusión por el género, pero antes ese merecido descanso de muertos vivientes. blancanieves... aix!!!!

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